Los japoneses tiene una visión propia sobre la homosexualidad, con un género de anime/manga muy consumido, dentro y fuera del país, llamado yaoi,
el cual se especializa en mostrar historias románticas entre hombres
con base en material ya existente, que pueden ser de imágenes o doujinshi (manga amateur que retoma personajes de manga populares), y que está dividido en: soft (sin escenas sexuales) y hard (con sexo explícito).
El tema de la discriminación hacia los homosexuales fue latente esta semana tras el ataque de odio hacia el club gay en Florida, ocurrido el pasado domingo, y pareciera que la sociedad es insensible a este tipo de violencia e, incluso, de cierta forma la apoya, como lo muestran mensajes de odio en redes sociales.
Por ello, el punto de vista japonés que constituye al género yaoi puede ofrece una visión diferente sobre el tema.
El tema de la discriminación hacia los homosexuales fue latente esta semana tras el ataque de odio hacia el club gay en Florida, ocurrido el pasado domingo, y pareciera que la sociedad es insensible a este tipo de violencia e, incluso, de cierta forma la apoya, como lo muestran mensajes de odio en redes sociales.
Por ello, el punto de vista japonés que constituye al género yaoi puede ofrece una visión diferente sobre el tema.
La palabra yaoi proviene de una abreviatura compuesta de “Yamanashi, ochinashi e iminashi”, que significa textualmente “sin clímax, sin resolución, sin sentido”; la pareja recibe dos roles: seme (el activo), uke (el pasivo), y suke, conformado de seme y uke, cuyo papel puede ser tanto activo como pasivo.

Los elementos del yaoi consisten en presentar personajes atractivos y delicados que posean varias cualidades, como habilidades deportivas o culturales, inteligencia y amabilidad; el estilo del dibujo es bastante estilizado; la historia romántica es idealizada; enfatizan el factor social y el conflicto interno; muestra el amor platónico; y, claro, el sexo.
Ahora la gran pregunta es: ¿por qué a las chicas les interesa ver yaoi? Hay más de una respuesta, pero, de cualquier forma, es importante mantener una mente abierta al respecto.
En primer lugar, en el yaoi existe un amor en igualdad, el cual es idealizado por la mujer por la falta de comunicación, honestidad, confianza y condiciones tanto del hombre como de la mujer. Como pueden ver en su misma vida diaria, el novio siempre será un poco más abierto en cuanto sentimientos y pensamientos con su amigo que con su novia, incluso ya en etapa de casados. No por nada, los varoniles samuráis del Japón feudal y los sabios griegos de la Época Clásica consideraban que las relaciones entre hombres era un amor perfecto.
La segunda razón se encuentra en la estilización en el uke, cuyos rasgos faciales son más femeninos y es más frágil, lo que crea una identificación de la chica con el personaje; además, los pensamientos de éste son similares a los de las mujeres, tanto en la vida real como en el shojo, que tienen que ver con cuestiones como: “¿Me amará? “¿Esto es amor?”, y demás cursilerías, sólo que en el yaoi no llegan a lo burdo y desesperante como sí lo puede ser en las historias románticas shojo.
Otro motivo es el diseño del seme que, a diferencia del uke, es más varonil, pero sin dejar de ser un apuesto caballero; esto se traduce en una fantasía de la mujer respecto a su hombre ideal, ya que la mujer está insatisfecha con los estereotipos de género y que sus opciones para una vida amorosa sean un tanto decepcionantes.

El último motivo es el sexo. Éste, aún cuando es censurado, denota sensibilidad y gentileza, que terminan llevando a una carga erótica, favorita de fujoshis y fudanshis.
Algunas personas basadas en el pensamiento freudiano podrían decir que a las mujeres les gusta el yaoi porque tienen envidia del aparato reproductor masculino y, que en secreto, quisieron nacer hombres.

Por otro lado, existe un género hermano del yaoi, conocido como bara (“rosa”), que denomina aquellos manga hechos por autores homosexuales para un público homosexual. Aquí no hay nada de dibujo estilizado o fragilidad o idealización, sino que el dibujo es muy tosco, sus personajes son musculosos y velludos y sus historias relacionan la realidad de los hombres homosexuales en Japón, siendo más profundo que el yaoi en este sentido. Además, suelen enfocarse en escenas sexuales muy violentas, cosa que en el yaoi no suele ocurrir.
La realidad es que el ser seguidor del yaoi no es malo, no importa si eres hombre o mujer; el verlo no te convierte automáticamente en homosexual o transexual. Y, aunque es bien aceptado este género en Japón y en otros países, todavía hay quienes discriminan o tachan de perverso a este tipo de amor, y lo condenan.

Si la gente dejara esos pensamientos y se preocupara menos por la portada y más por el poema escrito en ese libro, las cosas cambiarían. Nadie elige de quién enamorarse, en especial, cuando existen muchas maneras de amor, que ninguna puede ser llamada incorrecta o correcta, sencillamente es algo bello cuando ocurre. Y el yaoi nos invita a abrir nuestra mente a amar sin prejuicios y a respetar a las personas por el hecho de ser personas, sin importar el género, preferencia sexual, raza o religión.
@YukiVongola
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