jueves, 24 de octubre de 2019

Entre alebrijes y yokai

Se acerca el Día de Muertos, el Halloween y otras festividades alrededor del mundo que tienen a los difuntos y seres misteriosos como centro de atención. Es un culto natural, ya que las criaturas sobrenaturales existen en el imaginario de cada cultura, alimentando sus creencias religiosas, literatura y rituales.


La Ciudad de México inició ya con los festejos con el reciente desfile de alebrijes, entes del folklore mexicano.

Pedro Linares fue un experto en arte de cartón. A sus treinta años, tras un sueño onírico causado por el malestar de una enfermedad, concibió una de las creaciones quiméricas más festivos y coloridas del mundo, que resultan en seres zoomorfos y mixtos y en entes completamente sacados de las mentes más creativas. Con la cartonería, decidió hacer realidad aquello que vio en su extraño sueño. La popularidad de sus figuras lograron que su nombre fuera reconocido como uno de los mayores exponentes de arte mexicano, hasta que falleció en 1992.

Sigue siendo incierto el origen de "alebrije", palabra que el mismo Linares oyó de aquellas criaturas que vio en sus sueños en un bosque.

Una de las suposiciones es que proviene de la acronimia de "alegría", "bruja" y "embije", por lo que el significado puede ser "brujas teñidas con alegría", considerando que en México cuestiones como la muerte y el miedo son vistos bajo una perspectiva satírica y jocosa. 

Primigenias de la Ciudad de México y originalmente hechas con cartón y papel maché, su fama llegó a Oaxaca, donde se adoptó la madera de copal como materia prima para la elaboración de sus propios diseños.

El creador de esta variante fue el oaxaqueño Manuel Jiménez, cuyos alebrijes estaban influenciados en los de Linares, aunque introdujo su propia originalidad al agregar la figura de los nahuales zapotecos como su base creativa.

El surrealismo y elementos mexicanos prehispánicos y mestizos les dan su toque original y llamativo que tanto nos gusta ver en los desfiles y a los turistas comprar. El ser una artesanía le da mucho valor, pero su estética y composición imaginativa la convierten en una de las expresiones artísticas más mexicanas que existan.
  
Este tipo de arte que se volvió parte del imaginario colectivo se puede observar también, aunque de otra manera, en Japón con su filosofía sintoísta.

Ésta consiste en la veneración y culto de seres espirituales y seres de la naturaleza, dioses, ancestros, hombres ilustres e, inclusive, fantasmas y monstruos, ya que se cree que estas entidades tienen alma y están ligadas a las del resto de los entes vivientes.

El sintoísmo, junto con el budismo, han moldeado un estilo de vida y ciertos valores en los japoneses, que son retratados en varios anime y manga, desde códigos de comportamiento hasta ritos en santuarios.

Por este aspecto en la cultura japonesa, los yokai (monstruos) y yurei (fantasmas) del folklore japonés, inspirados en gran medida al sintoísmo, son tratados no sólo como mitos, sino que se les tiene respeto y miedo por la fuerte creencia de su existencia y relación con los humanos.

No por nada construyeron el santuario Kappa-dera al lado de la calle de los Kappa, en Asakusa, dedicado a estos seres con apariencia de tortuga antropomorfa que tanto pueden ayudar a los viajeros perdidos como comerse niños.    

El abanico de criaturas místicas es un factor importante del por qué dentro de la cultura pop japonesa encontramos una gran variedad de historias de terror y una serie de festivales y santuarios edificados cuyas funciones es dar las gracias a estos seres, o mantenerlos calmados.

En México, la Muerte y seres como los alebrijes (que pueden dar miedo hasta causar ternura) son vistos con humor, como parte de nuestra misma idiosincracia. Es por esto que nuestro Día de Muertos y todos los elementos que hay detrás de él es tan llamativo.

Aunque haya cierta diferencia en cómo se veneran o se tratan, México y Japón se nutren cultural, histórica y literariamente de seres que, directa o indirectamente, han coloreado el pensamiento de sus habitantes y los acerca a sus raíces.

@YukiVongola