viernes, 14 de febrero de 2020

Coronavirus, elementos de la ficción y de la realidad que la vuelven peligrosa

El coronavirus de Wuhan sigue expandiéndose en China y, poco a poco, se ha introducido en otros países, tales como Taiwán, Francia, Japón, Corea, Estados Unidos, Alemania, lo que ha causado que la gente piense en una inminente pandemia que elimine a un buen número de la población mundial, como la Naturaleza lo ha venido haciendo en el año 20 de cada siglo (1920, peste neumónica; 1820, cólera; 1720, plaga de Marsella). La incógnita está en el aire con este nuevo virus.

Inevitable es remitirse a películas que traten temas de pandemias y el estado de la humanidad tras el caos. La primera en la que pensé fue en Contagio, porque el virus se origina en China, con el contacto de heces de murciélago con comida humana, similar a la primera hipótesis sobre el mercado de pescados en Wuhan.

Pensé, igualmente, en varios anime con tópicas similares, pero estos virus suelen convertir en zombies a sus portadores o provienen del espacio exterior. La historia de Resident Evil, franquicia de videojuegos sobre estos seres terroríficos, me recuerda a la situación actual en Wuhan, debido a la manipulación del gobierno y de las instituciones sanitarias y farmacológicas sobre la verdad acerca del alcance y cifras de víctimas (mortales y contagiadas) que hay en el país asiático, justo como sucede en los juegos creados por Capcom.

En este sentido, y por la similitud del logo de la corporación Umbrella (creadora del virus-T que causa cambios del tipo zombie en los infectados) con el del Instituto de Virología en Wuhan, se han dicho teorías de la conspiración sobre que el laboratorio, mientras experimentaban con armas bioquímicas, soltaron este nuevo virus en la población, tal como sucede en los videojuegos. Otra teoría apunta a que, debido a la lucha económica entre Estados Unidos y China, el país occidental liberó esta enfermedad para que la recesión afectara a la otra nación, y vaya si ha funcionado con la clausura temporal de maquilas de equipo tecnológico y electrónico de distintas empresas mundiales y que, por consiguiente, afecta la economía mundial.

Quizá sean ideas muy descabelladas, pero el hecho de que de una semana para otra el número pacientes con el coronavirus haya subido exponencialmente (al momento de escribir estas líneas, son aproximadamente 60 mil en China), es alarmante, más cuando están censurando a la población china de subir información a internet. 

Personas, abogados y periodistas que han grabado la crudeza en calles y hospitales de su país son visitados por la policía y agentes del gobierno sólo para amenazarlos, así como sucedió con el oftalmólogo Li Wenliang, quien advirtió sobre el virus hace un tiempo y que, casualmente, falleció recientemente por esta enfermedad.

Japón, que posee el segundo lugar en cuanto a contagiados con un número aproximado de 247, está sufriendo, al igual que en China, por la falta de mascarillas, guantes y gel antibacterial. Si la situación no mejora, el gobierno japonés se ha pronunciado en favor de cancelar los Juegos Olímpicos, lo cual también desplomaría la economía del país, así como de los patrocinadores. 

Pensar en esto me recuerda al manga ochentero Akira, de Katsuhiro Otomo, que planteó que en el 2020 se realizarían en Tokyo los Juegos Olímpicos, en medio de un ambiente post-Apocalíptico a causa de una Tercera Guerra Mundial. 

Y, curiosamente, en las escenas finales de la historia, se dice que faltan sólo 147 días para los juegos; mientras que, si contamos a partir de marzo hasta el día 24 de julio, que se supone será la Inauguración, son exactamente 147 días, ¿será que lo más fuerte ocurra en unas semanas?

Si de por sí, cuando se anunció hace unos años el lugar donde se llevarían a cabo tuvo un efecto de sorpresa entre los que conocemos Akira, con la situación actual se vuelve más escabroso, no por ver la devastación de una bomba nuclear en el capital de Japón, sino por los estragos que una pandemia puede provocar en la sociedad por lo que implica social, política y económicamente.

Aunque parezca exagerado, es importante pensar sobre cómo se ha estado divulgando la información y lo que ello implica. No por pensar que sólo sucede en China, bajemos la guardia. El coronavirus va evolucionando, y su origen exacto sigue sin conocerse. Fuera de teorías y casualidades, el asunto es serio y puede agravarse con las semanas. 

Si bien, el estatus es aún de epidemia, cada día es una interrogante si la expansión del virus aumenta y convierte el problema de China y unos cuantos casos de pocos países en una emergencia por pandemia.
@YukiVongola