Entramos en el Año Nuevo Lunar bajo la protección del Conejo, uno de los 12 animales del Zodiaco. Es inevitable no pensar en las conexiones que tiene este animalito felpudito con el satélite natural de la Tierra.
Una de las relaciones que se me vienen inmediatamente a la cabeza es la existente en Sailor Moon. La protagonista se llama en japonés Usagi Tsukino, que traducido en conjunto puede leerse como" Conejo de la Luna”.
La incógnita es por qué se le puso "Conejo" a la Sailor Moon. Hay un cuento tradicional japonés que puede esclarecer esto. Un viajero anciano hambriento le pidió a tres animales que le ayudaran a conseguir comida: un mono le cortó fruta, un zorro le obsequió un ave recién cazada y un conejo no sabía qué darle. El pequeño mamífero, que se sentía mal por no poder aportar algo, juntó ramas para hacer una fogata y se arrojó al fuego para ofrecerse a sí mismo como alimento. El acto sorprendió al viejo, quien reveló su verdadera forma: era un dios. Con su poder, llevó los restos del conejo hasta la Luna para sepultarlo y esculpir su imagen en ella.
Los japoneses suelen ver al conejo machacar arroz para preparar mochi, un pastelito glutinoso que tradicionalmente se come en el "mochitsuki" (que puede leerse como "hacer mochi" y que coincide con la pronunciación de "Luna llena") durante los tres primeros días de enero, como parte de las festividades por el Año Nuevo. Se cree que los dangos, otro postre derivado de esta técnica, fueron creados por la criatura lunar.
En la traducción en Latinoamérica de la obra de Naoko Takeuchi, Usagi tiene un nombre con otra connotación. Se llama Serena, tal como la deidad griega de la Luna, quien era representada con una media luna sobre su cabeza y con una antorcha. ¿Recuerda un poco a su vestimenta como Sailor Moon, no?
Curiosamente, el mencionado cuento japonés tiene muchas similitudes con la leyenda azteca sobre la presencia del animal de orejas largas en el satélite. En ésta, se nos relata que el dios Quetzalcóatl, bajo su forma humana, se encontró con un conejo gris mientras descansaba de un largo viaje. El mamífero le invitó de su zacate para que recuperara energía, sin embargo, fue rechazado. Triste por no poder convidarle algo mejor al caminante, le ofreció su carne. Quetzalcóatl, conmovido, adoptó su forma divina y lo llevó hasta la Luna, donde grabó su figura para que la gente conociera su nobleza.
Estas historias nos dan otro sentido de lo que significan estas fiestas y tradiciones, que a veces se nos olvidan, y el encontrar como en el caso de Sailor Moon esta conexión con el cuento japonés y el conejo, nutre mucho estas obras y nos rememora nuestras propias leyendas.
@YukiVongola