México celebra 209 años de su Independencia, hecho histórico que marcó el fin del dominio español en la Nueva España, para pasar el poder a los criollos en la naciente nación que ahora conocemos como México. Para nuestro país, así como para otros 194, el ser independiente significa constituir un gobierno cuyos factores políticos, económicos y socioculturales sean afines a su sociedad en la búsqueda de una identidad propia.
El problema de la identidad es frecuente en países que fueron largamente dominados por otra civilización, y México no es la excepción. Muchos están resentidos con los españoles por haber matado y subyugado a las culturas prehispánicas, así como el daño a su patrimonio (templos, tradiciones, literatura oral), y que se apropiaron de todos los bienes que pudieron para enviarlos a España. Otros, repudian este acto, pero discriminan a los indígenas descendientes de aquellos que lograron salvarse hace unos siglos y que hoy en día son desalojados de sus terrenos.
Así que, ¿cómo responder cuando nos preguntan sobre la identidad nacional? Una amiga belga me contó que en su país es lo mismo, ya que estuvo sometido por Francia, los Países Bajos y Alemania, su cultura es una mezcla de todos ellos y son pocas las cosas que son originalmente belgas. Ella me dijo que no sabe bien qué es ser belga, salvo haber nacido ahí.
Con esta interrogante regresamos al tema del día de la Independencia. Debido a la dominación, es muy celebrado cuando por fin una nación se vuelve "libre" del control de otro. Es la fiesta nacional, la fiesta patria que año con año nos recuerda lo autónomos que somos como Estado, aunque quizá en la práctica no lo seamos. Una celebración que colorea las calles del Centro Histórico y llena el alma de las personas con los olores y sabores de su comida típica.
Si nosotros festejamos esto, ¿habrá países que no lo hacen? Sí, Japón es uno de los pocos países que no saben lo que es el día de la Independencia, ya que, en primer lugar, al ser una isla, su acceso fue imposible un tiempo, y, segundo, fueron herméticos en cuanto permitir la intromisión de extranjeros en su sociedad y política. Por esa razón es que su identidad, lo "japonés", es algo que a ellos no les cuesta trabajo contestar, porque ésta se ha forjado a lo largo de los siglos. Ellos tienen el "Día de la Fundación Nacional", celebrado el 11 de febrero, fecha que según el libro Nihon shoki (Crónica de Japón), del 660 a.C, fue cuando se erigió la nación del Sol Naciente.
La diferencia, por tanto, entre lo que es ser ya un territorio independiente y ser otro que siempre se ha regido por un solo pueblo radica en que los segundos tienen claro su identidad, lo que los hace pertenecer a su país. En México, podríamos decir que los mayores rasgos de pertenencia son los símbolos patrios (bandera, escudo e himno), los cuales se crearon cuando el país ya era libre; el resto de características que tenemos pertenecen a las épocas de la Nueva España o del llamado México prehispánico, ambos mundos completamente distintos a lo que somos en la actualidad y, por lo mismo, sentimos ajenos a nosotros.
La independencia y la identidad van de la mano, por tanto, festejar una y renegar de la otra crea una contradicción en nosotros. Creo que alguna vez todos nos hemos sentido así. Esto no nos impide presumir ante otros que en México hay pirámides (porque muchos no lo creen, me tocó oír eso de varios amigos extranjeros que conocí en Japón), la ropa típica tan colorida y detallada que varía de región en región, que el Día de Muertos comparte algunos rasgos con el Obon japonés, o de decirles que los tacos que ellos comen (generalmente por la pobre imitación hecha por EU) no son en nada parecidos en sabor a los de aquí. Aquello nos enorgullece porque sabemos que México es tan diverso en tantos aspectos, uno de los países más ricos culturalmente.
Cuando todos logremos aceptar lo que se fue y lo que somos, diremos sin problemas qué es ser mexicano.
Que este año, que supuestamente es el inicio de una transformación de lo que México ha sido en las últimas décadas, sea para reflexionar sobre el pasado que cementó las bases de nuestro ahora tan malherido país, y para pensar sobre lo que sabemos de nuestro origen, de las falacias que se nos cuentan sobre nuestra historia y los personajes históricos, y de lo que sucede hoy en día para crearnos una conciencia crítica con la cual podamos decir sin reservas: "¡Viva México!"
Como dato curioso, les comparto esta imagen creada en el sitio "World Flags", el cual es un proyecto japonés en que las banderas de varios países aparecen en una forma antropomorfa basada en los samuráis, y se detalla la historia de cada país. Es muy interesante y México aparece.
La independencia y la identidad van de la mano, por tanto, festejar una y renegar de la otra crea una contradicción en nosotros. Creo que alguna vez todos nos hemos sentido así. Esto no nos impide presumir ante otros que en México hay pirámides (porque muchos no lo creen, me tocó oír eso de varios amigos extranjeros que conocí en Japón), la ropa típica tan colorida y detallada que varía de región en región, que el Día de Muertos comparte algunos rasgos con el Obon japonés, o de decirles que los tacos que ellos comen (generalmente por la pobre imitación hecha por EU) no son en nada parecidos en sabor a los de aquí. Aquello nos enorgullece porque sabemos que México es tan diverso en tantos aspectos, uno de los países más ricos culturalmente.
Cuando todos logremos aceptar lo que se fue y lo que somos, diremos sin problemas qué es ser mexicano.
Que este año, que supuestamente es el inicio de una transformación de lo que México ha sido en las últimas décadas, sea para reflexionar sobre el pasado que cementó las bases de nuestro ahora tan malherido país, y para pensar sobre lo que sabemos de nuestro origen, de las falacias que se nos cuentan sobre nuestra historia y los personajes históricos, y de lo que sucede hoy en día para crearnos una conciencia crítica con la cual podamos decir sin reservas: "¡Viva México!"
Como dato curioso, les comparto esta imagen creada en el sitio "World Flags", el cual es un proyecto japonés en que las banderas de varios países aparecen en una forma antropomorfa basada en los samuráis, y se detalla la historia de cada país. Es muy interesante y México aparece.
@YukiVongola
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