México parece haber olvidado la importancia de las mujeres en su sociedad, aunque, siendo francos, el problema de la creciente violencia y desigualdad hacia ellas existe en todo el mundo. En el 2019, se registraron en nuestro país 1,006 feminicidios, una cifra que aumentó 10.3% en comparación con el 2018, eso sin contar los asesinatos a mujeres que no entran en esa clasificación. La cantidad y crudeza de esos actos criminales nos ha enfurecido, al punto de que se ha convocado el paro nacional de mujeres para el 9 de marzo, un día después del Día Internacional de la Mujer.
Es importante recordar que sucesos como el movimiento obrero en Estados Unidos (en febrero de 1909), la segunda Conferencia Internacional de Mujeres Sociales (Copenhague, 1910), la Primera Guerra Mundial (1913-1914) y la Revolución Rusa (1917) contribuyeron a que se estableciera el 8 de marzo como la celebración de las mujeres alrededor del mundo, a la que más y más países se añadieron cuando la Unión Soviética la confirmó; una fecha que simboliza la lucha y muerte de féminas que buscaban equidad laboral, derecho al voto y a la educación y el alto a la guerra.
En este contexto, las mujeres paralizaron los movimientos de sus gobiernos, los orillaron a aceptar sus demandas y, como en el caso de la Revolución de Febrero, influyeron a que el zarismo desapareciera de la entonces Unión Soviética.
En Islandia, el octubre de 1975, y en Polonia, el 3 de octubre de 2016, las mujeres convocaron a un paro nacional; en Islandia, el 90% de ellas no acudieron al trabajo ni a la escuela, cuyo motivo era un salario justo y equidad laboral y de género; en Polonia, la razón fue la despenalización del aborto en caso de violación, incesto, de malformaciones en el feto y embarazos riesgosos.
En Islandia, el octubre de 1975, y en Polonia, el 3 de octubre de 2016, las mujeres convocaron a un paro nacional; en Islandia, el 90% de ellas no acudieron al trabajo ni a la escuela, cuyo motivo era un salario justo y equidad laboral y de género; en Polonia, la razón fue la despenalización del aborto en caso de violación, incesto, de malformaciones en el feto y embarazos riesgosos.
Ahora, en México, con circunstancias distintas a las mencionadas, se convocó al paro nacional de mujeres para este 9 de marzo, debido a la violencia y feminicidios crecientes. Si bien, es un hecho que los crímenes y criminales abarcan a hombres y mujeres, llevamos tiempo presenciando oleadas de asesinatos a mujeres y niñas cada vez más crueles, mientras que las violaciones, acoso y vejaciones se han vuelto comunes. Hasta pareciera mejor que la lucha fuera por equidad laboral y no por violencia sexual.
¿En qué momento las mujeres nos volvimos un vil objeto, un trofeo de guerra, un método de tortura y conquista, tal como sucedió en la Segunda Guerra Mundial, en la Guerra de Sarajevo, en las luchas tribales en África, o durante la dictadura de Pinochet? ¿En qué momento esas figuras fuertes de las mujeres dejaron de tener fuerza social y luchaban armadas por lo que creían correcto?
En Japón, durante la Era Sengoku, en que se dio una guerra interna entre los feudos, las mujeres sabían usar naginatas (lanzas) y arcos, y aquellas que pertenecían a los clanes samuráis tenían gran poder de decisión sobre el rumbo de sus familias y de las estrategias de guerra. Estas mujeres, llamadas onna bugeisha (literalmente "mujer guerrera"), defendieron a sus familias y territorios con gran poder.
Aparte, se encontraban las kunoichi, mujeres ninja, quienes sabían artes marciales como ninjutsu, kenjutsu y taijutsu; combatían con abanicos que escondían cuchillas, así como shuriken (conocidas como "estrella ninja") y eran hábiles en la creación y uso de venenos, en el disfraz y en la seducción. Criadas y entrenadas en las dos villas ninja, Koga e Iga, por mucho tiempo, los clanes samurái y el mismo gobierno las usaban como espías y asesinas, y su reputación era conocida por todos.
En México, durante la Revolución, hubo mujeres que también se alzaron en armas contra el gobierno de Porfirio Díaz.
Combatieron en varias luchas durante este conflicto, y muchas tuvieron puestos importantes dentro de los ejércitos revolucionarios: María de la Luz Espinoza, nombrada teniente coronel por Zapata, debido a su gran habilidad como jinete; Carmen Vélez, conocida como "la Generala", quien lideró en Hidalgo y Tlaxcala a una fuerza de 300 hombres; Ángela Jiménez, obtuvo el grado de teniente en el ejército de Villa, por especializarse en explosivos; y Petra Herrera, autonombrada "Generala", que formó su propio ejército de mujeres y ayudó a Madero a expulsar a las fuerzas federales en Torreón.
Estas mujeres bélicas que lucharon por sus países, estas mujeres que lucharon por sus derechos deben ser un empujón para nosotras ahora, porque sentaron las bases para nuestra sociedad. La siguiente lucha es por la no violencia hacia las mujeres.
Por ello, es importante que, primero, las mujeres sean solidarias con
ellas mismas y dejar los comentarios machistas, ya que son más ellas
quienes emplean frases de ese tipo que los propios hombres, en parte por
los valores que se enseñan desde casa y los estereotipos que
socialmente se han adaptado.
Quizá para algunos el paro nacional sea un sin sentido, pero sólo imaginen a las mujeres que les mencioné antes: ¿cómo sería el mundo, nuestro país sin su participación?
Actualmente, se da por sentado que las mujeres seguirán aceptando la situación actual en México y que, pese a que las asesinen, siempre existirán para satisfacer las necesidades de los hombres. Es momento de que las personas, en general, aprecien lo que las mujeres hacen, sea en el trabajo, en la escuela o en el hogar, porque en este engranaje llamado sociedad cada individuo tiene su valor en la división de trabajo en la que se encuentran.
La violencia tiñe de rojo a hombres y mujeres, y por cada homicidio y feminicidio, atrás hay padres, hermanos e hijos que sufren de sus pérdidas. Hay que ser conscientes y empáticos con la situación del otro, y el paro servirá para ello, porque todos sufrimos de la situación de México.
Por tanto, un verdadero cambio sólo podrá lograrse si hombres y mujeres pelean unidos. México, el mundo, es de todos, por lo que a todos nos incumbe cada asesinato y violación a sangre fría. Si nosotras no empezamos a movernos, nadie seguirá la lucha por la seguridad y equidad.
Quiero cerrar con esta frase del director Hayao Miyazaki, cofundador de Studio Ghibli: "Muchas de mis películas tienen protagonistas poderosas, valientes y autosuficientes que no lo piensan dos veces a la hora de luchar por lo que creen con todo su corazón. Ellas necesitarán a un amigo, o alguien que las apoye, pero nunca un salvador. Cualquier mujer es tan capaz de ser tan héroe como cualquier hombre."
@YukiVongola