En esta ocasión escribiré algo diferente al tema usual en este espacio, ya que me llena de orgullo una noticia relacionada con mi papá, quien falleció hace un lustro: la sala de prensa de la Suprema Corte de Justicia de la Nación llevará el nombre de Jesús Aranda, que ejerció su labor periodística en este diario durante 25 años, al cubrir, como nadie, esta fuente tan compleja.
Este reconocimiento póstumo fue propuesto por otros reporteros a los que mi papá estimaba y de los cuales él fue un decano, mentor, a los que les enseñó a cómo manejar los temas discutidos en el máximo recinto judicial. Saber que fueron ellos y el ministro presidente quienes estuvieron detrás de esto, significa que se distingue el valor del trabajo que mi papá realizó a lo largo de su carrera y que, pese a cinco años de su partida, se le sigue recordando como base y fomentor en el periodismo de esta rama.
Una inmortalización más que merecida para alguien que escribió hasta en el último momento de su existencia. Y ese legado, que perdurará en una placa, es una extensión de su vida vista a través de sus compañeros y de su familia y, obvio, también de mí como su hija.
A mí me presumía ante sus colegas y amigos del gremio, a quienes conocí y pudimos convivir en algunos eventos, y siempre contaba lo interesada que estaba en la cultura japonesa y en los proyectos relacionados en los que participaba.
Poder trabajar en la que consideraba su segunda casa, lo cual fue mi sueño desde que era una niñita, y continuar a mi modo honrando su memoria y lo que él me enseñó, que me ha mantenido en flote en los peores días que he vivido, es mi lucha diaria y más ahora con este homenaje en su memoria.
¿Por qué? Quizá nunca supere su historia, sus anécdotas estudiantiles en la URSS, su reconocimiento ante su gremio y de autoridades, pero el simple y sencillo hecho de que para tan magnífico periodista y ser humano yo fuera su orgullo y motivo de presumir y contar a sus amistades, es ya un honor.
Este gran acontecimiento, que pareciera para otros un acto sin mucha trascendencia, sí lo es para sus seres queridos que sólo deseamos que siga entre nosotros, de una forma u otra.
@YukiVongola
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