sábado, 18 de febrero de 2023

El problema de las adaptaciones: el caso de los mangas de Junji Ito

Es complicado pasar de la literatura al cine. ¿Quién no recuerda ese bodrio del live-action que hicieron de Dragon Ball? O lo que piensan hacer con One Piece. Adaptar una obra literaria, llámese libro, manga o novela gráfica, sin tener un buen guión, comprender la complejidad de la trama y entender los motivos de los personajes, es la receta perfecta para el caos. 


La saga de Harry Potter contó con la guía de J.K. Rowling, razón por la cual las adaptaciones cinematográficas lograron transportar a los espectadores a ese mundo mágico. Claro, la producción en estos casos es relevante, ya que sin un buen vestuario, locaciones, fotografía y música, parte de la esencia desaparece. 


En el mundo del anime, cuando se adaptó X a la pantalla grande, fue un fracaso por la trama y el desenvolvimiento de los personajes que para nada le llegó a los talones al manga. El que las CLAMP, las autoras, estuvieran involucradas en el guión, terminó por sepultar la película animada porque evidenció lo poco que sabían de su misma obra. Tal vez por eso no se han atrevido a darle un cierre argumental. 


Uno de los problemas para las adaptaciones del manga o anime es, además de los ya mencionados, es que con sólo el nombre o la reputación de sus creadores será un éxito inmediato. El arriesgarse con actores para una cinta con Dragon Ball o One Piece, dos obras que son extremadamente populares y son todo un ícono que han sobrepasado generaciones y fronteras, es de principio una mala idea. Transmitir el carisma de los personajes y sentir esa emoción con cada batalla, y que los efectos especiales puedan producir lo mismo que tinta y papel, pocas veces se logra. 


Eso, con aquellas historias de acción. Ahora, cuando se refiere a trasladar emociones tan intensas como el terror, que suele acompañarse de inquietud y paranoia, el resultado de una adaptación al cine o a televisión tampoco es tan sencilla. Menos, cuando nos referimos al horror cósmico. Por ello, pocos libros de H.P. Lovecraft se han realizado con éxito en el séptimo arte. No por nada, no tenemos una digna versión en el cine de La llamada de Cthulhu, aunque, por el lado de los videojuegos sí ha habido buenas ideas.  


Lo mismo ocurre con los mangas de Junji Ito, el maestro del terror japonés, a quien se equipara con el escritor estadounidense, que tampoco han recibido merecidas adaptaciones. Como dato curioso, Ito fue convocado por el director cinematográfico mexicano Guillermo del Toro y el productor legendario japonés de los videojuegos, Hideo Kojima, para que colaborara en el juego de terror Silent Hills (2014), conocido más como P.T., de la saga Silent Hill de la desarrolladora Konami. Sin embargo, tras la presentación del muy terrorífico demo, el proyecto fue cancelado por problemas entre Konami y Kojima, por lo que nunca se llegó a la realización de bocetos de los personajes. 


La más reciente, estrenada en enero de este año vía streaming, se titula Junji Ito Maniac: Relatos japoneses de lo macabro. En éste, a través de 20 historias cortas se intentó dar una muestra de la genialidad del maestro del terror japonés. Así es, sólo quedó en un mal intento. Ni el miedo ni la zozobra que se expone en sus lecturas en el manga se hallaron en sus 13 capítulos. Los globos colgantes, Intrusos, La cosa que apareció en la orilla o Esculturas sin cabeza son algunos de los títulos que tuvieron una versión animada por primera vez y que se quedaron cortos y dejaron un trago amargo a quienes conocemos la fuente original. En cambio, aquellos espectadores casuales sólo la consideraron entretenida, pero coincidieron en que el terror era escaso en estas narraciones que pertenecen a dicho género. 


La animación, que tampoco es buena, podría obviarse si la calidad de la adaptación fuera mejor. Una antología decepcionante como la que hubo en 2018 con Junji Ito Collection. 


Otra mala versión al anime de las creaciones de Ito, Gyo (2012), tiene varios cambios narrativos respecto al manga publicado diez años antes. Eso sí, la animación, en comparación con las dos ya mencionadas, sí es dinámica y causa desagrado el ver a peces y demás criaturas marinas con patas mecánicas, que terminan por contagiar y transformar a los humanos en seres aberrantes con su hedor. 


Uzumaki, obra cumbre del japonés que denota el horror cósmico, por fin tendrá este año vida en una serie animada de cuatro capítulos. Las expectativas con ésta son muy altas, debido a que, a diferencia de las anteriores obras, tiene un gran presupuesto y su animación será a blanco y negro para mantener fiel el estilo de dibujo original y parecerá que será como ver el manga con movimiento.  


Esto ayudará porque la paleta de colores que tienen las antologías y Gyo evita que uno sienta ese desasosiego que deberíamos de sentir al estar frente a una trama de terror, más si es del tipo lovecraftiano. El blanco y negro, acentuado con su estilo realista y con un énfasis en el sombreado, nos hacen sentir o muy perdidos al punto de perder la cordura o muy sabedores de los horrores que acechan que, inigualablemente, nos hace descender a la locura. 


@YukiVongola

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