Ahora que pasó el día del niño (celebrado en México el 30 de abril, mientras que en Japón es el 5 de mayo) es inevitable pensar en el papel que juegan los pequeños dentro del manga y el anime, así como aquellas obras que están enfocadas justamente a un público infantil, el cual recibe el nombre de kodomo.
En esta ocasión hablaré sobre algunas historias cuyos protagonistas son niños, quienes se desenvuelven en distintos escenarios y nos dejan ver el punto de vista de ellos frente a su realidad.
La primera obra es Yakusoku no Neverland, traducida como La Prometida Tierra de Nunca Jamás, que nos presenta a un grupo de niños que vive en el orfanato Grace Field. Los niños de 11 años, Emma, Ray y Norman, protegen y son guías de los más pequeños. Su llamada "mamá" es la única adulta del lugar que está rodeada de muros altos y de la cual tienen prohibida su salida hasta que los niños sean "adoptados".
Quitando los exámenes de conocimientos que todas las mañanas se les hacen a los niños, pareciera que todo en Grace Field es de ensueño... Hasta que el trío de amigos descubre que cada niño que es "adoptado" es asesinado por demonios que, posteriormente, se los comen. El querido orfanato de los niños es en realidad una plantación, una granja, en que el producto son los niños, las "mamás" son las encargadas de su "calidad", los adultos son los vendedores y los clientes son los demonios, que parecen ser los conquistadores de la Tierra. Es decir, los niños son ganado que sirven para una sola cosa: ser comidos.
Con la idea de un escape de ese destino, los niños empiezan a idear cómo salir de ese lugar, antes de que sean devorados.
A lo largo de las capítulos del manga, seguro el lector sentirá estremecido su corazón: la situación de ser criados para alimentar demonios en un mundo en que los adultos los sacrifican para mantener el "equilibrio" entre humanos y demonios, y que a cada paso que ellos dan hacia una posible libertad sean detenidos por estos monstruos que sólo los ven como pedazos de carne y por humanos que los asesinan a sangre fría. ¿Dónde está el valor de los niños? También son humanos, merecen vivir, tener libertad, entonces, ¿por qué los cazan?, ¿por qué son amados en un mundo supuestamente utópico cuando fuera de los orfanatos les depara un destino horrible?, ¿por qué los adultos, quienes deberían de cuidarlos, prefieren darlos como ofrenda?, ¿por qué hay niños ganados que son engordados cual cerdos, que ni desarrollan lenguaje, en esas plantaciones de producción en masa?
Es una constante de la historia el ver a los niños como los revolucionarios que pueden derrocar el sistema que ha sido tan cruel con ellos. Son la esperanza de la humanidad, quienes pueden hacer más de lo que los adultos creen.
Yakusoku no Neverland es peculiar por varios factores. Primero, los niños son protagonistas (cuyos rangos de edad van desde los dos hasta los doce), pero no es un manga de género kodomo que esté dirigido al público infantil debido a la violencia, muertes y el entorno tan macabro y deprimente que nos presenta.
Segundo, su género es shounen, es decir, está destinado a los jóvenes entre 12 a 18 años, lo cual llega a resultar extraño porque por lo general los manga de esta clasificación tienen como protagonistas a chicos de entre 15 a 18 años.
Tercero, que en una historia de acción, fantasía oscura, terror y drama enfocado a varones, si bien hay varios personajes principales y con suma importancia en la trama, el personaje estelar es una niña, Emma, quien es apoyada por sus dos mejores amigos para idear el plan de escape hacia la libertad que les quitaron desde su nacimiento, siendo inteligente, amable, fiel a sus principios y decisiones, valiéndose por sí misma para ayudar a sus hermanos y de carácter fuerte (ella es todo lo que las feministas desean de personajes femeninos ficcionales).
Esta obra, como pueden notar por lo mencionado sobre ella, nos muestra infantes en una posición sobrecogedora, recordándonos a aquellos pequeños en nuestra realidad que han sido y son víctimas de horrores indescriptibles. La forma de hablar y pensar del "ganado", tan verosímil, perturba más porque parecieran reales los gritos de desesperación de los niños. Un manga que les recomiendo demasiado.
Saliendo un poco de tono, tenemos los manga kodomo, cuya creación está basada en dar a los niños historias desenfadadas, personajes alegres (sean niños o animales) y escenarios coloridos, y que curiosamente son muy leídos también por adultos.
Entre ellos, tenemos sus versiones animadas que durante la década de los noventa pudimos ver en televisión abierta, como Hamtaro, un hámster que, cuando su dueña se iba a la escuela, se reunía con otros de su especie a jugar; o Doraemon, un gato robot que proviene del futuro y que está decidido en ayudar a un niño, Nobita, mediante inventos futuristas, para que él sea cada vez mejor como persona, pero no siempre usa bien lo que su amigo gatuno le da, creando problemas (como sucede con Timmy de los Padrinos Mágicos al pedir deseos y que después debe encontrar la forma de revertir sus malas decisiones.)
Otros kodomo muy reconocidos son Pokémon y Digimon, ambas con monstruos que formaron parte de la infancia de muchos, y Yokai Watch, que es la más "reciente" para los que hace pocos años empezaron a gustarle o adentrarse más en el mundo del manga y del anime, cuyos protagonistas son monstruos que representan el folklore japonés, así como del budismo y del sintoísmo,
Hay demasiadas obras en que los niños son protagonistas, pero eso no significa que deban ser leídos o vistos por ellos, como el caso de Yakusoku no Neverland o Crayon Shin-chan (que nos muestra a Shin, un pequeño de 5 años pervertido, desvergonzado con sus padres y... como sea, no es para nada un ejemplo a seguir, y la trama tiene un humor negro y mucha sátira hacia la sociedad japonesa), que son destinados a un público un poco más adulto por la complejidad y el impacto que produce en los lectores con un poco más de edad el ver infantes bajo ciertos contextos. En cambio, tenemos los manga que sí son para niños con personajes adorables y que disfrutan de aventuras y batallas, pero todo bien cuidado para evitarles traumas.
La visión que nos da el manga y el anime sobre un individuo, en este caso los niños, puede ser tan vasta y diversa y esto es justo lo que convierte a estas expresiones artísticas en una paleta de colores infinitos que nos sorprende cada día.
Les comparto el opening de Yakusoku no Neverland:
@YukiVongola
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