martes, 29 de diciembre de 2020

Lo que el Covid se llevó en 2020 y lo que nos espera en 2021

Este 2020 estuvo marcado por las muertes de miles y miles de personas alrededor del mundo, debido a la pandemia de Covid-19. Pese a los meses que hemos pasado en México conviviendo con este coronavirus, la gente no comprende o no quiere entender la magnitud del problema, lo que ha derivado a estrictas medidas sanitarias y al regreso al semáforo epidemiológico color rojo en el Valle de México.

Las muertes de los miles de mexicanos no sólo significan la tristeza de sus familiares y amigos ante sus decesos, sino que, con ello, el factor económico se agravó ante el cierre de negocios y despidos, la fragilidad de la economía familiar por la ausencia corpórea del proveedor, y la subsistencia en este mundo, ya difícil de por sí, se volvió más complicada.
 
Socialmente, ante protestas por medidas obligatorias como el uso de cubrebocas o las cuarentenas estrictas (tal como sucede y sucedió en países europeos), el poder de los mandatarios se ha visto como dictadura, pero, ojalá tuviéramos un poco de esta mano dura en México donde los secretarios de dependencias gubernamentales y el mismo presidente de la República dan mensajes confusos y contradictorios. El ejemplo deberían ponerlo quienes tienen el poder. Como no sucede esto, la gente sigue sin entender los alcances del Covid, tanto en salud, política, económica, social, cultural, deportiva y científicamente.
 
En el factor deportivo, lo que más hacía ilusión este año eran los Juegos Olímpicos en Tokyo, considerados por muchos como la justa deportiva que sería más "friki" y tecnológica, que fueron pospuestos para el 23 de julio de 2021. Deberemos esperar un poco más para ver a los personajes de anime elegidos como embajadores de la justa deportiva, como Goku de Dragon Ball Z, Monkey D. Luffy de One Piece y Astroboy, recorrer las calles japonesas animando a locales y turistas.

Muchos son los japoneses que se oponen a la realización de los Juegos Olímpicos, pero será difícil que se cancelen, ya que es demasiado el dinero invertido en ellos. Serían muy grandes las pérdidas, tanto para el país asiático como para el Comité Olímpico y de los patrocinadores, si se cancelaran o se volvieran a posponer.

Es incierto lo que sucederá con esto, a pesar de que las vacunas ya andan circulando en varios países y se están estableciendo parámetros de bioseguridad para que los deportistas y turistas estén seguros durante este evento.
 
Y tampoco está claro lo que ocurrirá con nuestro país, donde, a partir del 24 de diciembre se comenzó la vacunación al personal médico y militar. Con el número tan limitado de 45 mil 875 dosis, y las 25 dosis que "desaparecieron" del primer lote cuando se suponía eran tres mil, ¿qué se puede hacer con eso? Ah, pero tenemos vacunas. En Japón, en cambio, aún no inician con sus campañas de vacunación. Por el momento, el cierre de sus fronteras es lo que los mantiene "seguros". Aunque los casos de contagios y muertes han ascendido en las últimas semanas en Japón, sus números no superan a las cifras rojas de México.

En el ámbito del entretenimiento, al contar con un poco más de tiempo libre (con las horas que uno tardaba en desplazarse hacia la escuela o el trabajo) ha sido aprovechado para ver series, películas, anime, leer manga o jugar videojuegos que, por cierto, tuvieron un buen año en ventas.

Al igual que la industria cinematográfica mundial, el anime se vio afectada por la pandemia. Debido a despidos y recortes de salarios en los estudios de animación y en diversos sectores que influyen en ese mundo, varias películas animadas y live-action, así como estrenos de anime y nuevas temporadas fueron pospuestos por algunos meses. 
 
A pesar de ello, ya se tienen programadas fechas para algunas cintas para el 2021, entre ellas, los live-action Rurouni Kenshin The Final y The Beginning, basadas en el manga/anime histórico conocido en México como Samurái X, que relata más sobre el origen del protagonista y el fantasma de su pasado que lo alcanza cuando por fin halla la paz. 
 
Pensadas para estrenarse en verano, ahora verán la luz el 23 de abril y 4 de junio. Ya que la primer parte de la trilogía fue proyectada en cines mexicanos, esperemos que podamos disfrutarla en cines cuando uno se sienta más seguro de ir al cine (y si están abiertos).

Posiblemente cuatro de las películas más esperadas en cuanto animación son la nueva apuesta de Studio Ghibli de usar en su totalidad la animación CGI (generada por computadora) con Earwig y la bruja, adaptación de la novela homónima escrita por la inglesa Diana Wynne Jones, de quien el estudio ya adaptó El increíble castillo Vagabundo. Por el momento, aunque se ve rara, debido a que es distinto a lo que Ghibli nos ha acostumbrado en cuanto a la animación tradicional, parece que será un producto con el sello de calidad característico del estudio. Se estrenó este 30 de diciembre en Japón y es seguro que, así como otras películas de Ghibli, se estrene en poco tiempo en Occidente.

Otra de las cinta es la del anime centrado en el mundo del patinaje artístico Yuri on Ice, titulada Ice Adolescence, cuyo primer trailer fue publicado hace un mes tras años sin saber nada más sobre este proyecto. Aunque no se tiene una fecha exacta, se espera que la historia enfocada en la etapa juvenil del personaje Victor Nikiforov vea la luz en el 2021.

El final adaptado del manga de Gintama, del autor Hideaki Sorachi, llega a cines nipones el 8 de enero. Aunque no es tan popular en Latinoamérica, en Japón es todo un impacto. Una precuela dividida en dos partes saldrán antes y después del estreno de la cinta. Ya que sus películas animadas y live-action pudieron verse en algunos cines mexicanos, esperemos que la conclusión de esta trama de samuráis y aliens, comedia y peleas épicas, pise nuestro país en algún momento.

Por último, y quizá la más esperada desde 2012, es la última parte de la tetralogía de The Rebuild of Evangelion, la cual, como indica el título, es una reconstrucción de la historia de Neon Genesis Evangelion, un anime que renovó al género mecha y al anime en general, debido a la animación e  historia en torno a "robots" gigantes piloteados por adolescentes con problemas existenciales y a la gran carga simbólica del judaísmo y cristianismo que nos dan a entender más de lo que se aparenta a simple vista.

Con lo que tenemos esperándonos para el 2021, sólo podemos seguir cuidándonos para terminar vivos este 2020 caótico y prepararnos para sobrevivir el año venidero, porque el Covid-19 seguirá un buen rato con nosotros, al igual que los estragos que ha causado y que repercutirán por años en el resto del mundo.
 
A pesar de la distribución de vacunas y del esquema para su aplicación (la cual deja fuera a quienes sufren enfermedades crónicas, independientemente de la edad), no es el final del camino mientras no se tenga una vacuna cuya inmunidad te proteja tal como lo hace la del sarampión. Falta mucho camino, pero es un pequeño avance. 

A ustedes, los que lograron sobrevivir, les deseo un feliz Año Nuevo, y nos seguimos viendo por estos lares.

@YukiVongola

sábado, 31 de octubre de 2020

Máscaras mexicanas y japonesas, conductos con el culto a los muertos

Este Día de Muertos será distinto a los que se han vivido en estas tierras. Si bien, todos los años fallece un ser querido o tenemos un conocido que perdió a alguien, este año el Covid-19 se ha llevado prematuramente a decenas de miles de mexicanos. El cambio en las medidas sanitarias convirtieron a los cubrebocas en herramientas para protegernos del coronavirus, y se establecieron como un accesorio de moda personalizado. En el contexto de las fiestas hacia los muertos, no faltan los diseños bordados y estampados con calaveras, catrinas e, inclusive, monstruos, que ocultan nuestros rostros y nos dan cierto anonimato cuando sin querer estornudamos en público.

Este aspecto de esconder por algún motivo nuestra faz, tiene que ver con las cualidades de las máscaras. De hecho, los cubrebocas pertenecen a una variedad de éstas.

Las mexicanas son de origen prehispánico, y fueron modificadas durante el Virreinato para facilitar la conversión de los indígenas al cristianismo, como aquellas presentes en las pastorelas. Las encontramos a lo largo del país bajo distintos aspectos y en diversas comunidades y festividades, en las que se incluyen las del culto a los muertos. Por tanto, estos artífices son parte del legado cultural e histórico de nuestro pueblo.

Celebrado entre el 28 de octubre (aunque puede variar al 30 ó 31 dependiendo de las comunidades) al 3 de noviembre, en la región de la Huasteca, el festival de Xantolo es conocido por sus máscaras hechas artesanalmente de permuche, cedro, y piel de vaca, mapache, ardilla o tejón. 

Durante esos festejos, los pobladores salen con sus máscaras mientras danzan los sones huastecos. No se las quitan para nada, ya que, con los tintes carnavalescos de esta celebración, se adopta la identidad del "otro". 

Las más recurrentes son: el Diablo, que representa la maldad; el vaquero, que simboliza la ganadería; el payaso, que significa la alegría en la vida; el buey o el jaguar, que es la naturaleza; y la "Bocona", de amplia sonrisa; el "Viejo", que nos une con nuestros ancestros; y, claro, la Muerte, que a todos nos convierte en iguales bajo su cobijo.

Las máscaras representan la comunión entre los seres humanos y la naturaleza, así como entre el hombre y las fuerzas sobrenaturales que se pueden denominar como "dioses". Son, además, el vínculo con nuestros antecesores y descendientes, una idea muy arraigada en las culturas prehispánicas y en las comunidades indígenas que hemos heredado a través de las generaciones. Y, claro, también tienen que ver con una sátira hacia la desigualdad social que se vivía en tiempos prehispánicos, virreinales y actuales, y cómo es la Muerte la que termina con ese problema.

Esto forma parte de la cosmovisión de nuestro pueblo: la importancia de la muerte, vista a través del júbilo y humor negro que nos caracteriza como mexicanos. Esta tradición durante el Día de Muertos abren nuestra mente hacia otros pensamientos y épocas, donde el respeto y el recuerdo hacia nuestros difuntos es interminable mientras haya vida.

En Japón, el uso de máscaras también es de antaño. Hace siglos, los japoneses enterraban a sus difuntos con ellas, para que los espíritus malignos se distrajeran con esa "otra cara" y dejaran su alma en paz. También son usadas durante los festivales dedicados a los muertos, como el Obon, o en otras celebraciones sintoístas, 

El sintoísmo, más que religión, es una filosofía que une al ser humano con lo que lo rodea, tal como sucede con los preceptos del Xantolo, salvo con una diferencia: los yokai y espíritus pertenecientes al folklore japonés.

Entre los kitsune (zorros), tanuki, (mapaches), kappa (una especie de ranas humanoides), oni (demonios), tengu (pájaros antropomorfos), entre otros, se eleva el aspecto místico de estas festividades, en las que la veneración y ofrendas con alimentos, bebidas, cantos y bailes a estos seres sobrenaturales relacionados con la naturaleza y el diario vivir del humano, otorgan protección en la vida y en la muerte a quienes los realizan.

En el sintoísmo existe la creencia de que los muertos se convierten en kami (dioses menores o espíritus) y estos, a su vez, protegen a sus familiares aún vivos. Por ello, el ponerse o colocar máscaras en las casas representan a las criaturas que enlazan al mundo terrenal con el más allá. Incluso, se tiene la idea de que estos seres a veces usan las máscaras para camuflarse entre los humanos durante estos festivales dedicados a ellos.

La simbología de las máscaras en el ámbito mortuorio refleja al "otro" al cual se está dando una ofrenda en agradecimiento y la unión que todos tenemos en el ciclo de nuestra existencia.

En una época en que las máscaras, bajo forma de cubrebocas, se han convertido en habituales para nosotros, debería realzar la importancia de su uso para nosotros, para el otro, y para su connotación con la muerte y con un mundo más allá del que concebimos cuando damos nuestro último aliento en la tierra. Al final, la idea de repeler el mal y proteger aquello que en la vida y en la muerte valoramos es lo que se representa con estos objetos.

@YukiVongola

lunes, 14 de septiembre de 2020

Japón y el Centenario de la Independencia de México

Hace 210 años, la Nueva España se independizó del imperio español y se formó una nueva nación, México, país que estableció sus propias relaciones e impacto con otras naciones. Japón no fue la excepción, ya que, durante el mandato del presidente Porfirio Díaz, cuando se conmemoraba el Centenario de la Independencia, el país del Sol Naciente festejó al lado de los mexicanos de manera memorable.

Dada la buena relación entre ambas naciones, el emperador Meiji regaló a México dos jarrones de porcelana japonesa (tojiki) decoradas con dos águilas y con incrustaciones de perla y oro. Este obsequio con diseño tan patriótico fue entregado de manos de Yasuya Uchida, comisionado por el emperador.

El diplomático fue alojado en la mansión Brannif, edificada en 1888 sobre Paseo de la Reforma, que perteneciera a Thomas Braniff Woods, accionista y director de la empresa que finalizó las obras del Ferrocarril Mexicano, y su esposa, Lorenza Ricard Werdall, ambos estadounidenses. Tras el fallecimiento de este personaje, la mansión fue destinada, además de recibir al diplomático japonés, para una serie de eventos para las fiestas patrias de ese año.

Como parte de los festejos para el Centenario de la Independencia, se realizó en el Museo del Chopo la exposición "El Pabellón Japonés", inaugurada por Porfirio Díaz, el embajador de Japón en México, Kuma Horigouchi, Yasuya Uchida, y resto de la delegación de ambas naciones, el 2 de septiembre de 1910. 

La exhibición contaba con pinturas y esculturas, así como objetos cotidianos japoneses: juguetes, herramientas para realizar cirugías, cerámica, bambú, katanas (espadas japonesas), kimonos, muestras de caligrafía, objetos para la ceremonia del té, arreglos florales (ikebana), entre otros.

La muestra, que duró dos meses, fue un éxito total, ya que el exotismo de la cultura japonesa y la funcionalidad de estos artículos decorados bellamente resultaron de gran interés para los mexicanos, por lo que los horarios del también conocido como Palacio de Cristal tuvieron que extenderse para dar cabida a los visitantes. Desde ese momento, comerciantes y miembros de la alta sociedad vieron con buenos ojos la mercancía nipona y se empezaron a importar sus productos.

Además de la exposición, uno de los aspectos llamativos fue un jardín japonés con un lago artificial, concebido y arreglado por Tatsugoro Matsumoto, uno de los primeros emigrantes que llegaron al país, a través de Chiapas, en 1897. 

Esta tarea le fue otorgada por el propio Porfirio Díaz, quien ya conocía su trabajo como diseñador de jardines, ya que era el encargado del área verde que circundaba al Castillo de Chapultepec y de los arreglos florales en su interior, cuando este sitio era la antigua residencia oficial de los presidentes.

Matsumoto introdujo, años después, las jacarandas en México. Primero, el presidente Pascual Ortiz Rubio solicitó al gobierno japonés la donación de árboles de cerezo (sakura) para que embellecieran las principales avenidas de la Ciudad de México, como Paseo de la Reforma, como símbolo de amistad entre las dos naciones. 

El canciller japonés le pidió a Matsumoto que los sembrara, pero él respondió que por la diferencia de los climas, los árboles de cerezo no eran muy viables. Después, con el presidente Álvaro Obregón, la idea volvió a surgir. El japonés recomendó las jacarandas, traídas desde Brasil, por su parecido con las sakura, y empezó a cultivarlas en el invernadero de su casa, ubicada en la Roma, para después plantarlas por toda la ciudad. 

Japón fue parte de la historia de México en un festejo especial, no sólo por participar con una exposición o cultivar árboles para embellecer las calles, sino que estos hechos marcaron la relación amistosa entre estos dos pueblos y sirvió para el intercambio cultural, muy presente en la actualidad. 

En esos años, ambos países se encontraban en etapas de modernización, de un interés por lo exterior que pudiera nutrir lo interior, de intentar darse a conocer internacionalmente y decir que su nación no era menos frente a los países europeos o Estados Unidos, por lo que el entendimiento entre sus gobernantes y habitantes fue acertado y aceptado.

La historia que nos une con el pueblo japonés, como en el caso de las jacarandas (árboles hermosos, aunque sean considerados una plaga), que creemos tan mexicano, y los importantes eventos durante el Centenario de la Independencia muestran el hilo rojo del destino que nos entrelaza: una hermandad forjada desde hace más de cien años que sigue floreciendo, sin importar las circunstancias del resto del mundo.

@YukiVongola

sábado, 12 de septiembre de 2020

A 35 años de Super Mario Bros. y su revolución gamer y cultural

Hace 35 años fue lanzado para la consola Nintendo Entertainment System (NES) un videojuego que revolucionaría la industria de los gráficos de 8 bits e impulsaría a su empresa creadora hacia el éxito: Super Mario BrosÉste es el segundo juego protagonizado por Mario, pero podría considerarse como el primero en el que vemos al personaje tal como lo conocemos ahora. 

La primera aparición de la silueta del entonces carpintero fue en Donkey Kong, de 1981, bajo el nombre de Jumpman. Su origen se basó en Popeye, el marino, del cual Nintendo no pudo conseguir los derechos para adaptarlo en el arte de los videojuegos de 8 bits y, de esa manera, atraer al público estadounidense. 

En 1983, se cambió el nombre de Jumpman a Mario en Mario Bros. La elección se debe al parecido físico (bigote y su descendencia italiana) con el dueño del inmueble donde se encontraban las oficinas de Nintendo en Estados Unidos, Mario Segale. En este juego se sentaron algunas bases del personaje actual: fontanero, su hermano menor Luigi, y su sangre ítalo-estadounidense. Aunque, aún no veíamos el universo de Mario que hoy conocemos, sólo un fontanero que eliminaba plagas en tuberías. Nada extraordinario.

Se le adjudica a Super Mario Bros. ser el primer juego de plataformas de desplazamiento lateral, en que los jugadores podían moverse de izquierda a derecha y saltar. Esto podría no significar nada importante ahora, pero para la capacidad de las consolas de esa época fue revolucionario. El uso de ítems que pudieran otorgarle poderes a Mario o Luigi lo convirtieron también en un punto llamativo.

A eso, le agregamos el diseño de los ochos mundos, con cuatro niveles cada uno, que suponían un verdadero reto por lo extensos que eran y los obstáculos a vencer. Seguro todos le tomamos aversión a los niveles acuáticos en los videojuegos desde Super Mario Bros. 

Que el personaje pudiera desplazarse hacia distintos planos le dio un sentido de continuidad al juego, no sólo en las secuencias de animación, sino en la trama misma, ya que permitía saber que había un inicio y final, con la opción, claro, de volver a jugarlo y poder cambiar la dificultad. Además, el juego contaba con grandes secretos, como los 257 niveles ocultos, incluyendo el misterioso nivel -1, que por años fue considerado una leyenda urbana entre los gamers.

Debido a las limitaciones de la NES, los desarrolladores tuvieron que ingeniárselas con algunos inconvenientes: el bigote fue una necesidad, debido que programar la nariz y la boca era difícil en esos años. Por tanto, se decidió añadir un bigote, el cual permitía a los jugadores identificar su nariz y saber dónde tenía su boca; el uso de la gorra fue para evitar que los jugadores notaran que su cabello no se movía mientras saltaba para matar Koopas; en tanto, los sprite (mapas de bits para diseñar personajes) de las nubes y arbustos son los mismos, sólo se les cambió el color. 

En Super Mario Bros se introducen personajes emblemáticos: la Princesa Peach, Bowser, los Toad, el Reino Champiñón, y cinco años más tarde en Super Mario World, al dinosaurio Yoshi. El perfeccionamiento de las imágenes de estas criaturas fue realizado por el animador Yoichi Kotabe, cuyos diseños son el referente actual que todo el mundo conoce, con esa esencia amigable y adorable.

Kotabe colaboró con Hayao Miyazaki e Isao Takahata (quienes después fundarían estudios Ghibli) en Heidi (1974) como diseñador de personajes; y diez años años después, en la cinta Nausicaä del Valle del Viento como encargado de las secuencias animadas. Además, de ser el supervisor de animación de varias temporadas y películas de Pokémon.

Otro de los grandes aciertos con el que contó fue la música, compuesta por Koji Kondo (quien hizo lo propio en The Legend of Zelda), que está inspirada en un estilo de jazz y vals, cuyos ritmos y notas se acrecenta dependiendo de los mundos y niveles en los que se esté jugando.

Debido a estos aspectos, no es difícil imaginar por qué Super Mario Bros. fue un gran éxito y es uno de los videojuegos más vendidos en la historia, lo que sirvió para impulsar otras franquicias de Nintendo y, a su vez, aumentar la rivalidad con Sega (y, claro, con la mascota de Sega, Sonic), con lanzamientos de calidad de parte de ambas empresas y, con el paso del tiempo, con otras emergentes. Se podría decir que, a raíz de esto, la industria de los videojuegos revivió y dejó un campo fértil para nuevas creaciones. 

Para festejar a Mario y compañía, Nintendo anunció Super Mario Bros. 35, un juego en línea competitivo para la consola Switch, que tendrá la animación del juego original, y que podrá jugarse a partir del 1 de octubre; y se espera el lanzamiento de Super Mario 3D World + Bowser´s Fury, que sigue el esquema de Super Mario Bros., pero con la Princesa Peach y Toad como personajes jugables, para febrero de 2021.

Además, en el Universal Studios de Osaka, Japón, se está construyendo un parque temático llamado Super Nintendo World, que traerá toda la emoción de los videojuegos a la vida real, y que se espera esté terminado para este año (en sí, estaba programado para antes del inicio de los Juegos Olímpicos de Tokyo, pero la pandemia de Covid-19 retrasó ambos proyectos).

Que Mario se haya convertido en un ícono de la cultura popular no particulariza a un juego o a una empresa, sino que engloba todo lo que hubo atrás y lo que dejó de legado, una herencia que sigue reinventándose y que sigue tan vigente tras 35 años como un parteaguas sobre los desafíos, la concepción artística y la narrativa que deben de contener los videojuegos.

@YukiVongola

jueves, 6 de agosto de 2020

Campos de concentración de japoneses en México y otros claroscuros tras 75 años de la 2GM

La pandemia de Covid-19 provocó que las conmemoraciones del fin de la Segunda Guerra Mundial pasaran de largo, así como la memoria de los sucesos y el efecto que el conflicto provocó en quienes desafortunadamente la vivieron.

En la Historia no se puede señalar a los personajes involucrados como "buenos" o "malos", sino que se miden en cuestión de intereses. Tanto los países Aliados (URSS, Inglaterra y a Estados Unidos) como los del Eje (Alemania, Italia y Japón) tienen tintes variopintos que impiden clasificarlos en una sola categoría.

Por ejemplo, Hitler prohibió los zoológicos humanos en los territorios ocupados por el ejército nazi, "entretenimiento" que era muy bien aceptado por los europeos. En estos sitios se exhibían a las comunidades tribales africanas y a nativos americanos como animales mientras los europeos (aunque en Estados Unidos también fue practicado) podían alimentarlos, meterse en sus casas y observarlos como si de un circo se tratase. En otros casos, vivían en jaulas y con grilletes para impedir que escaparan.

O las violaciones masivas del Ejército Rojo durante la liberación de Polonia y su avance en Alemania, que implicaba a niñas, mujeres y ancianas tanto alemanas como aquellas que liberaban de los campos de concentración, inclusive a aquellas ciudadanas pertenecientes a la URSS que habían caído prisioneras, debido que los soldados creían que se "habían entregado" al enemigo y eran "traidoras" a la patria.
 
No olvidemos el papel de México durante la guerra, cuya participación indirecta al abastecer de petróleo a Estados Unidos para las disputas que tenía con Alemania y Japón en el Golfo no fue la única, sino que tuvo una mayor implicación debido a la presión política que los estadounidenses ejercieron sobre el gobierno mexicano. De esa manera, se envío al Escuadrón 201 a la Batalla de Luzón, en Filipinas, junto con la Fuerza Aérea estadounidense.

Otro acto de presión bajo el que cedió México fue la persecución de la comunidad japonesa, tanto inmigrantes como ciudadanos naturalizados y los nacidos aquí. Tras el ataque a Pearl Harbor en 1941, el gobierno estadounidense lanzó un ultimátum al presidente mexicano Manuel Ávila Camacho de suspender sus relaciones con la nación oriental y de restringir los movimientos y cuentas bancarias de los japoneses, al limitar el retiro de efectivo por mes, en especial de aquellos que vivían en los estados fronterizos.

A estos ciudadanos los incluyeron en una "lista negra", de parte de nuestro país vecino, y metieron la idea a los mexicanos que esos japoneses eran espías y que en cualquier momento atacarían. La propaganda bélica propició mucho la idea de que "eran un peligro para México".

Bajo órdenes federales, se mandaron circulares a lo largo del país en que se exigía que los japoneses se concentraran únicamente en la Ciudad de México, Cuernavaca, Puebla e Hidalgo, sobre todo a los que habitaban en el norte, para evitar la tensión de los estadounidenses con el gobierno de Ávila Camacho. Los japoneses que residían en el norte tuvieron que pagar con sus propios medios para vivir en campos de concentración ubicados en Celaya y Querétaro. De no dirigirse a estos sitios, eran detenidos.

Estos campos de concentración, como el de la ex Hacienda de Temixco, en Cuernava, o la hacienda de Castro Urdiales, municipio de Tala, Jalisco, fueron administrados a través del Comité de Ayuda Mutua entre México y Japón (Kyoeikai), entre los que figuraba Sanshiro Matsumoto, amigo de Maximinio Ávila Camacho, el hermano del presidente, en los que recibieron alojamiento, comida y apoyo en búsqueda de empleo.

En tanto, el Comité de Ayuda Mutua alquiló un edificio en la colonia Santa María la Ribera, en la Ciudad de México, para recibir a los trasladados y darles alojamiento a los recién llegados.

La mayoría de estos lugares eran campos agrícolas y fue a lo que la mayoría de japoneses se dedicaron. Aunque la policía vigilaba estos sitios, se dio un lugar para vivir y trabajar a muchos de los reubicados en estos lugares que eran semiautónomos para prevenir casos de explotación y abuso, como sucedió en Villa Aldama, Chihuahua.

De 1943 a 1945, los japoneses vivieron tranquilos al seguir  las medidas prohibitivas establecidas por las autoridades mexicanas. La propaganda bélica anti japoneses también disminuyó considerablemente, pero seguían siendo vigilados. Tras la rendición del Imperio japonés el 14 de agosto de 1945, las relaciones bilaterales se reactivaron.

Un factor importante de que la persecución no conllevará tantas víctimas fue, en principio, el apoyo del Comité, del Consulado y otras organizaciones civiles japonesas y mexicanas que velaron por ellos; en segundo, las relaciones de amistad que mantenían ambos países; y tercero, que los mexicanos no discriminaban a los japoneses, como sí sucedía con la comunidad china. 

Mientras esto sucedía en México, el Ejército Imperial Japonés colonizaba la región de Manchuria. En esta zona, el Escuadrón 731, perteneciente a las fuerzas niponas, realizó experimentos humanos en prisioneros de guerra y civiles tan atroces, como probar armas químicas y biológicas en humanos, inyectar orina de caballo en sus riñones, observar en cuánto tiempo tardarían en morir por congelamiento, o inyectarles sangre de animales.

Los actos crueles culminaron con los lanzamientos innecesarios de las bombas atómicas por parte de Estados Unidos en las ciudades japoneses de Hiroshima y Nagasaki, el 6 y 9 de agosto respectivamente, en una guerra que estaba a días de terminar. Miles de civiles fallecieron y aún hay estragos de la radiación en ambos sitios. Quienes sobrevivieron fueron, y aún lo son, estigmatizados bajo la palabra “hibakusha”, que significa “persona afectada por las bombas atómicas”.

Lamentablemente, en la guerra siempre son los civiles quienes se llevan todo el sufrimiento y son víctimas de las decisiones de sus gobiernos y ejércitos. Son ellos los que sufren de la xenofobia, racismo y discriminación provocada por disputas sin sentido. En cambio, los soldados que no cuestionan órdenes ni su propia moral son a quienes premian y reconocen.
 
Sin importar en qué situación estemos, no hay que olvidar lo que ocurrió en la Segunda Guerra Mundial, ni siquiera 75 años después, porque entre esos claroscuros se encuentran situaciones que no deben justificarse sin importar el bando "ganador" o "perdedor", ya que siempre se pierde en una guerra. Y aún hoy en día vemos las repercusiones de ella.

@YukiVongola

jueves, 28 de mayo de 2020

Criaturas folklóricas, ligadas a virus, reviven en tiempos de Covid-19

El Covid-19 nos recuerda la experiencia de nuestros ancestros ante el fenómeno epidemiológico, como sucedió con la salmonela en el México prehispánico traída por los conquistadores españoles, conocida en ese entonces como cocoliztli (traducido del náhuatl como "enfermedad", o "mal"); o en Japón con el cólera llevada por los estadounidenses en 1852, llamada korori, identificada con los kanji de tigre, lobo y diarrea, debido a la fiereza y rapidez en que este virus acababa con la vida de los contagiados.

Ambos pueblos no sólo denominaban así a las enfermedades, sino que, como parte de su imaginario colectivo y que les eran desconocidas estas infecciones, asociaron éstas con dioses o criaturas fantásticas únicas de su cultura, entes que vuelven a ser recordados tras años o siglos de permanecer en el olvido con la actual pandemia.


Se define como imaginario a la concepción popular y colectiva que se tiene de la realidad cultural, social, histórica  y política de una comunidad, que puede tener fundamento real o no. Entre ellos se encuentran los mitos y leyendas que cada nación comparte.

En el caso de México, tenemos a los dioses de las culturas prehispánicas. Como solía suceder hace siglos, los hechos inexplicables eran atribuidos a sus deidades. Estos representaban una dualidad, o sea, alguna característica que era alabada y otra que era temida por sus creyentes.

Tláloc no sólo era la deidad de la lluvia y de las cosechas, sino que también representaba las enfermedades, en especial las afecciones respiratorias. Está asociado de igual manera con causar y curar la lepra y otras afecciones de la piel. Este dios azteca fue conocido también en la cultura maya como Chaac y en la zapoteca como Pitao Cocijo, debido a la expansión comercial y territorial mexica.

Para evitar enfermedades y sequías, durante tres veintenas al año se le hacía ofrendas y sacrificios. Los rituales llamados Atlcahualo y Tozoztontli consistían en ataviar a niños con alhajas y vestimentas similares a las de Tláloc y, posteriormente, arrancarles los corazones. En cambio, en el festival Atemoztli se ofrecían figurillas hechas con masa de amaranto decorado con semillas de calabaza y frijoles, acompañadas de copal y alimentos.

En Japón, país muy apegado sobre sus creencias en yokai (monstruos o criaturas folklóricas), así como a las deidades sintoístas y budistas y a las interacciones de estos en la vida diaria de los nipones, regresaron del baúl de su imaginario colectivo a un ser que representa a los virus, el cual se está popularizando después de cientos de años.

Amabie, también conocido como Amahiko, es un yokai que puede simbolizar dos cosas: una cosecha abundante o una epidemia. 

Se dice que surge del mar y su apariencia es variada: desde simiesco, un ave hasta un cefalópodo, pero siempre representado con tres patas. Lo más cercano en Occidente es la figura de la sirena. Su nombre, escrito con distintos kanji (ideogramas japoneses) dependiendo de la región, coinciden en un "joven que proviene del mar" o un "joven que desciende del sol".

Su leyenda nace en Higo, en la prefectura de Kumamoto. De acuerdo con ésta, un objeto brillante se veía desde el mar durante todas las noches, a mediados de mayo, en 1846. Un oficial fue a investigar tan misterioso suceso y fue cuando descubrió al Amabie. En un bosquejo realizado por el policía, este ser tenía el pelo largo, un pico, cubierto de escamas del cuello para abajo, y el ya mencionado trío de patas. 

El Amabie le comentó que venía del océano y pronunció una profecía: "Buenas cosechas vendrán en los siguientes seis años. Si se extiende una enfermedad, muestra una pintura mía a aquellos que enfermen y se curarán." Tras decir eso, la criatura regresó al mar. 

Tal como le recomendó al oficial, se imprimió el retrato en kawaraban, que eran boletines hechos de madera, y se expandió por el país. Hoy en día, debido a la pandemia de Covid-19, esta extraña criatura volvió a popularizarse tomando forma desde un dulce hasta amuletos protectores contra el coronavirus. Incluso, forma parte de campañas de concientización sobre esta enfermedad en lugares públicos, como en estaciones de trenes.

Que se retomen en estos momentos a Tláloc y del Amabie, aunque más a la criatura japonesa, es la forma jocosa y esperanzadora de tratar la pandemia que ha cobrado miles de vida alrededor del mundo.

Asignar una enfermedad o un desastre natural a una entidad deificada o criatura mítica es muy humano, y es una manera en que podemos depositar algo de responsabilidad sobre un suceso que no nos es grato.

Los pueblos mexicanos y japoneses somos muy dados a adaptar las creencias de nuestros ancestros a nuestra realidad, y la idiosincracia y el imaginario colectivo nos permite tomar otro tipo de actitud frente a la adversidad. Apoyarnos en nuestra cultura para seguir adelante es algo que sabemos hacer en ambas partes del mundo, aunque sea para distraernos un poco.

@YukiVongola

lunes, 6 de abril de 2020

Contenido paranoico en la tv y el buen empleo del ocio


Ante la cuarentena implementada por el gobierno federal debido a la pandemia del Covid-19, muchas personas no saben qué hacer en sus casas ni con ellos mismos. El que no estemos en un confinamiento absoluto estricto, aunado al mal manejo de ciertas palabras por parte de los funcionarios, contribuye a que la gente sienta que sus vacaciones de Semana Santa serán más largas y las toman como tal: vacaciones. Y, claro, no faltan los comentarios de las personas sobre que morirán del aburrimiento.

 El entretenimiento inmediato es recurrir a la televisión, tanto pública como de paga, para distraer la mente de la situación actual, ¿realmente es así? Las películas que abundan en estos días son sobre pandemias o epidemias, algunas basadas en hechos reales, otras mezcladas con elementos fantásticos y, claro, aquellas con zombies.  

El bombardeo de estas temáticas puede ser entendido porque reflejan, en cierto modo, la realidad que está viviendo nuestro país, el mundo. Sin embargo, más que ayudar a que la gente en sus hogares se tome un respiro de las noticias agobiantes sobre el número de contagios y fallecidos, sólo promueve el estrés y paranoia de que mañana despertemos y vivamos dentro de un filme apocalíptico como nos son presentados en televisión y en los servicios de streaming.

Por el morbo y por el hecho de que no siempre tu vida coincide con un suceso de tal magnitud como una pandemia, es que todo este tipo de programas son repetidos, producidos y reproducidos una y otra vez, pero hay más material al cual acceder en estos días, no sólo la televisión.


Nuestros ancestros, durante epidemias o plagas, se encerraban en sus casas por semanas en lo que el peligro por el contagio pasara. Como había tanto tiempo libre, en especial los aristócratas, pasaban esos días distrayéndose a través de la literatura y de la cultura, alimentando su intelecto y aprendiendo de la vida mediante la contemplación y observación de su entorno.

En ese sentido se encuentra el origen de la palabra “ocio”, tan usada hoy en día y que es visto como algo negativo. Me parece que tener esos momentos para uno mismo son valiosos, sobre todo, cuando son maneras de descubrirse a uno mismo o cuando alguna actividad nutre nuestras mentes con reflexión o imaginación. Creo que mientras el ocio sea dirigido en ese sentido puede ser muy provechoso. 

Este histérico juego televisivo hace más daño, por lo que deberíamos parar un poco de ver ese contenido y enfocarnos en otros.


Sobre la paranoia que se vive actualmente, y creo que no es nada comparada con lo que podría ocurrir en México si los casos se disparan y la falta de insumos continúa siendo insuficiente, es inevitable no pensar en un anime que lleva esa palabra en su título: Paranoia Agent.

De la mente de Satoshi Kon, la historia se centra en las víctimas de un niño con un bate que golpea a las personas en las noches de Tokyo, dejándolos inconscientes o en coma, lo que provoca que ellos olviden aquellos problemas que los afligían en sus vidas profesionales  y personales.

Poco a poco, rumores sobre el chico del bate se expanden por la ciudad y los casos aumentan, por lo que se crea una paranoia e histeria colectiva que no perdona a mendigos, ricos, ancianos o jóvenes. 

Un thriller psicológico con una fuga psicogénica, como diría David Lynch, y de la cual hay influencia en las obras de Kon, que transmite ese sentimiento de ser acechado, de no saber qué pensar sobre ti y tus acciones que, a su vez, son proyectadas hacia otras personas.

Ahora bien, otro tema que está siendo muy explotado en las noticias es sobre nuestra relación actual con otros seres que viven en la Tierra. Ha sido notorio cómo la Madre Naturaleza respira mejor y se rejuvenece ahora que las actividades humanas han parado.

Aunque lo anterior es cierto y la idea de que nosotros somos el virus que daña al planeta, también es que esa manera de pensar contribuye a que seamos indiferentes ante las muertes y desgracias de otros, a que se normalice más de lo que ya está, como en México estamos acostumbrados a las noticias de asesinatos y ya nada pareciera sorprendernos.

La reducción de la población por un bien mayor es, además, parte de la agenda del Nuevo Orden Mundial. Quizá suene mucho a teorías locas de la conspiración, pero qué mejor que un genocidio realizado por un virus, del cual aún no sabe su origen desde su aparición en diciembre del 2019 en Wuhan, para bajar la tasa de humanos en el mundo y poder controlarlos mejor. Digo, Thanos, el villano central de las películas de Los Vengadores, está creado bajo este pensamiento.


Quizá con un giro diferente pero con una idea semejante, se encuentra Somali to Mori no Kami-sama (Somali y el Dios del bosque), que nos retrata un mundo en que los humanos son escasos en el planeta, debido a que en un momento de la historia, las personas conocieron a otros seres, los cuales eran de distintas razas y con diferentes formas. 

El prejuicio y el odio hacia los llamados “Grotescos” los llevó a una guerra entre razas, siendo los humanos los únicos en perder al ser cazados, comidos y ahora en peligro de extinción. Somali es una niña humana que, mientras vagan por el bosque, se encuentra con un Gólem, quien es el guardián del bosque. Él decide encontrar a otros como ella para que esté segura en un mundo en que las personas han perdido su derecho a vivir.

A lo largo de su camino descubrirán que ser tan opuestos no impide que ambos personajes formen lazos fraternales, el cual es el tema central de esta tierna historia en sí, no tanto el genocidio.


Dorohedoro es otra obra con la idea de este conflicto: los hechiceros usan de conejillos de Indias a aquellos que no pueden usar magia, y entre ellos se encuentra el protagonista, a quien le transforman el rostro en el de un caimán. 

El ahora conocido como Kaiman buscará al culpable de tal acto, guiado por un hombre que vive dentro de su boca. Un anime de comedia y gore muy hilarante y con una animación un tanto diferente, que es parte de sus puntos fuertes.


Por último, esta serie estrenada en Japón el 5 de abril apelará seguramente al factor nostalgia y hará que los fans quieran estar en cuarentena por un tiempo más para disfrutarlo en lo que acaba su transmisión: Digimon Adventure.

Éste será un reboot de la obra original de 1999, y que se ubicará en el año 2020. Al ser un reinicio, veremos situaciones muy diferentes a las que vimos hace 21 años en la televisión abierta.

La franquicia de Digimon nos sorprendió con la madurez y manejo de la psique de los personajes en Tri y Last Evolution Kizuna, ésta última que se estrenó en cines japoneses el 21 de febrero de este año.

Espero que sobrevivamos al coronavirus para ver esta nueva reinterpretación de una de las franquicias más queridas por los otaku mexicanos.

Aprovechemos esta supuesta cuarentena para ponernos al día con mangas y animes que nos hagan reflexionar sobre el papel del ser humano en su núcleo familiar, en su sociedad, como raza, y relajémonos y divirtámonos con una buena historia.
@YukiVongola

sábado, 7 de marzo de 2020

Mujeres contra la violencia: un día sin nosotras

México parece haber olvidado la importancia de las mujeres en su sociedad, aunque, siendo francos, el problema de la creciente violencia y desigualdad hacia ellas existe en todo el mundo. En el 2019, se registraron en nuestro país 1,006 feminicidios, una cifra que aumentó 10.3% en comparación con el 2018, eso sin contar los asesinatos a mujeres que no entran en esa clasificación. La cantidad y crudeza de esos actos criminales nos ha enfurecido, al punto de que se ha convocado el paro nacional de mujeres para el 9 de marzo, un día después del Día Internacional de la Mujer.


Es importante recordar que sucesos como el movimiento obrero en Estados Unidos (en febrero de 1909), la segunda Conferencia Internacional de Mujeres Sociales (Copenhague, 1910), la Primera Guerra Mundial (1913-1914) y la Revolución Rusa (1917) contribuyeron a que se estableciera el 8 de marzo como la celebración de las mujeres alrededor del mundo, a la que más y más países se añadieron cuando la Unión Soviética la confirmó; una fecha que simboliza la lucha y muerte de féminas que buscaban equidad laboral, derecho al voto y a la educación y el alto a la guerra.

En este contexto, las mujeres paralizaron los movimientos de sus gobiernos, los orillaron a aceptar sus demandas y, como en el caso de la Revolución de Febrero, influyeron a que el zarismo desapareciera de la entonces Unión Soviética.

En Islandia, el octubre de 1975, y en Polonia, el 3 de octubre de 2016,  las mujeres convocaron a un paro nacional; en Islandia, el 90% de ellas no acudieron al trabajo ni a la escuela, cuyo motivo era un salario justo y equidad laboral y de género; en Polonia, la razón fue la despenalización del aborto en caso de violación, incesto, de malformaciones en el feto y embarazos riesgosos. 

Ahora, en México, con circunstancias distintas a las mencionadas, se convocó al paro nacional de mujeres para este 9 de marzo, debido a la violencia y feminicidios crecientes. Si bien, es un hecho que los crímenes y criminales abarcan a hombres y mujeres, llevamos tiempo presenciando oleadas de asesinatos a mujeres y niñas cada vez más crueles, mientras que las violaciones, acoso y vejaciones se han vuelto comunes. Hasta pareciera mejor que la lucha fuera por equidad laboral y no por violencia sexual. 

¿En qué momento las mujeres nos volvimos un vil objeto, un trofeo de guerra, un método de tortura y conquista, tal como sucedió en la Segunda Guerra Mundial, en la Guerra de Sarajevo, en las luchas tribales en África, o durante la dictadura de Pinochet? ¿En qué momento esas figuras fuertes de las mujeres dejaron de tener fuerza social y luchaban armadas por lo que creían correcto?
 
En Japón, durante la Era Sengoku, en que se dio una guerra interna entre los feudos, las mujeres sabían usar naginatas (lanzas) y arcos, y aquellas que pertenecían a los clanes samuráis tenían gran poder de decisión sobre el rumbo de sus familias y de las estrategias de guerra. Estas mujeres, llamadas onna bugeisha (literalmente "mujer guerrera"), defendieron a sus familias y territorios con gran poder. 

Aparte, se encontraban las kunoichi, mujeres ninja, quienes sabían artes marciales como ninjutsu, kenjutsu y taijutsu; combatían con abanicos que escondían cuchillas, así como shuriken (conocidas como "estrella ninja") y eran hábiles en la creación y uso de venenos, en el disfraz y en la seducción. Criadas y entrenadas en las dos villas ninja, Koga e Iga, por mucho tiempo, los clanes samurái y el mismo gobierno las usaban como espías y asesinas, y su reputación era conocida por todos.  

En México, durante la Revolución, hubo mujeres que también se alzaron en armas contra el gobierno de Porfirio Díaz. 

Combatieron en varias luchas durante este conflicto, y muchas tuvieron puestos importantes dentro de los ejércitos revolucionarios: María de la Luz Espinoza, nombrada teniente coronel por Zapata, debido a su gran habilidad como jinete; Carmen Vélez, conocida como "la Generala", quien lideró en Hidalgo y Tlaxcala a una fuerza de 300 hombres; Ángela Jiménez, obtuvo el grado de teniente en el ejército de Villa, por especializarse en explosivos; y Petra Herrera, autonombrada "Generala", que formó su propio ejército de mujeres y ayudó a Madero a expulsar a las fuerzas federales en Torreón.

Estas mujeres bélicas que lucharon por sus países, estas mujeres que lucharon por sus derechos deben ser un empujón para nosotras ahora, porque sentaron las bases para nuestra sociedad. La siguiente lucha es por la no violencia hacia las mujeres. 

Por ello, es importante que, primero, las mujeres sean solidarias con ellas mismas y dejar los comentarios machistas, ya que son más ellas quienes emplean frases de ese tipo que los propios hombres, en parte por los valores que se enseñan desde casa y los estereotipos que socialmente se han adaptado. 

Quizá para algunos el paro nacional sea un sin sentido, pero sólo imaginen a las mujeres que les mencioné antes: ¿cómo sería el mundo, nuestro país sin su participación? 

Actualmente, se da por sentado que las mujeres seguirán aceptando la situación actual en México y que, pese a que las asesinen, siempre existirán para satisfacer las necesidades de los hombres. Es momento de que las personas, en general, aprecien lo que las mujeres hacen, sea en el trabajo, en la escuela o en el hogar, porque en este engranaje llamado sociedad cada individuo tiene su valor en la división de trabajo en la que se encuentran.

La violencia tiñe de rojo a hombres y mujeres, y por cada homicidio y feminicidio, atrás hay padres, hermanos e hijos que sufren de sus pérdidas. Hay que ser conscientes y empáticos con la situación del otro, y el paro servirá para ello, porque todos sufrimos de la situación de México.

Por tanto, un verdadero cambio sólo podrá lograrse si hombres y mujeres pelean unidos. México, el mundo, es de todos, por lo que a todos nos incumbe cada asesinato y violación a sangre fría. Si nosotras no empezamos a movernos, nadie seguirá la lucha por la seguridad y equidad.

Quiero cerrar con esta frase del director Hayao Miyazaki, cofundador de Studio Ghibli: "Muchas de mis películas tienen protagonistas poderosas, valientes y autosuficientes que no lo piensan dos veces a la hora de luchar por lo que creen con todo su corazón. Ellas necesitarán a un amigo, o alguien que las apoye, pero nunca un salvador. Cualquier mujer es tan capaz de ser tan héroe como cualquier hombre."

@YukiVongola

domingo, 1 de marzo de 2020

Luis Alfonso Mendoza, actor de voz de Gohan en DBZ, asesinado

Febrero terminó con otra noticia cruel: el 29 de este mes, por la tarde, fue asesinado a balazos el actor de voz Luis Alfonso Mendoza, junto con su esposa Lourdes Adame y su cuñado, supuestamente como una represalia por el litigio de un inmueble; el asesino, después de dispararles, intentó suicidarse, pero sin éxito.

La muerte de Luis Alfonso Mendoza, de 55 años, deja atrás más de 38 años de experiencia en el mundo del doblaje latino, como actor y director, y de la locución, con grandes personajes que lo inmortalizaron.


Entre esos papeles se encuentra el Gohan adolescente y adulto, en el clásico Dragon Ball Z y que retomaría su papel en Dragon Ball Super, quien supo encantar al público con esa voz juvenil; Daniel Larusso, en la trilogía de Karate Kid; el Conde Pátula, en la divertida caricatura homónima; y fue uno de los talentosos actores que dio vida a Bugs Bunny. Era, además, dueño de ArtSpot, empresa y escuela de doblaje ubicada en la Ciudad de México.

Pude conocerlo en convenciones de anime, y era una persona muy amable y cercana a sus fans, y cómo no hacerlo cuando muchos de nosotros crecimos junto a su voz. Es una gran pérdida humana y, lamentablemente, fue víctima de la creciente inseguridad que no deja respirar al país.
 
¿Cuánto más estas noticias nos llegarán? No sólo se trata de asesinatos hacia mujeres, nadie se salva de ser acribillado o acuchillado, de ser asaltado o violado. Cuando se trata de violencia, todos entramos en el mismo saco. Que la gente, ante un problema, recurra sin pensar a matar, nos deja claro la situación tan deprimente en que se encuentra nuestra sociedad carente de valores y educación. Nadie se puede ya decir o mirar a alguien sin que la otra persona actúe irasciblemente. Así está el hervidero social en la actualidad.

Mi más sentido pésame a su familia y al gremio de actores de voz.

@YukiVongola